Biografía de Rafael de Dominicana
Pintor dominicano nacido en Barahona, el dia 3 de abril del año 1956 bajo el régimen de la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo Molina. Autodidacta, con una sensible intuición en el aprendizaje y profundización en el conocimiento de los mas variados recursos técnicos y estilísticos de las artes visuales, ha realizado innumerables cursos dentro y fuera del pais como: terapia de color, conceptos de abstracción en el arte moderno, creación artística y sociedad la abstracción de las artes visuales, clasificación y selección de obras de arte.
Desde muy temprana edad tenia la tendencia a la contemplación, por eso siempre buscaba los espacios abiertos que le permitiesen estar a solas, su padre lo levantaba a las 4 de la madrugada y lo llevaba de pesca, el viento, las lluvia y el frio matutino, fueron endureciendo su carácter, él y su hermano Víctor pasaron muchas inclemencias detrás de una camioneta, recostados de la yola de pesca, los amaneceres, los cambios de climas, le mostraron a Rafael el camino de la vida y el color de las olas. Se sentaba apartado de todos sobre las rocas del mar y su mente buia entre espumas y choques de olas, arrecifes y arena, allí nació el color, nació una realidad que le fascinó y que lo ataría el resto de su vida. Como el mar mezclaba los azules, transformándolos en verdes y como cambiaban a blancos grisáceos y los cielos emanaban de el horizonte y creaban amaneceres de mil colores, combinándolos con el tiempo y el espacio y tomo un lápiz y salieron imágenes y se aferro al pincel y el color tomo vida y fue un niño diferente, un creador de la vida un hacedor de sueños y estos tomaron vida y los lienzos se llenaron de imágenes, de aquellas vividas y de otras extraídas de algún lugar de su mente y el lápiz y el pincel fueron una extensión de sus manos y su cerebro decreto e imprimió imágenes, miles de imágenes que nacen en su mente sin ton ni son. El Dr. Joaquín Balaguer presidente constitucional de la república en un plan educacional crea Las Escuelas Laborales de las Fuerzas Armadas en un intento por hacer una juventud más sana. Es allí donde Rafael toma sus primeras clases de pirograbado, piro fuego grabado en madera o pieles, un arte fascinante no se requería saber pintar para su uso, pero Rafael dio un giro sobre su aplicación y adapto su dibujo, a este nuevo arte, creando nuevas pautas a seguir, imprimió un estilo nuevo y abrió un mundo de posibilidades con el pirógrafo, el profesor Justo Hernández, (un extraordinario ser humano como lo describe Rafael) le otorgo el primer lugar de estas 3 escuelas, diseminadas por el país, mas el privilegio de trabajar en su taller en la capital, con un sueldo de 250 pesos. Justo Hernández, fue más que un jefe, fue un amigo, un hermano, para Rafael. Este excelente artista participa en la Bienal del 1973 obteniendo una mención honorifica. Con la separación de Justo Hernández y el apoyo artístico que este le daba, se dedica a la publicidad, trabajo que le quita el tiempo de seguir incursinando en el arte durante largos años. Su primera individual fue El 16 de Julio del 1990 (Orquídeas en el azul, un homenaje a la naturaleza) en la Terraza del Hotel Embajador. Y no es hasta el año 2000, cuando Rafael retoma el pincel y participa en una colectiva, invitado por el presidente de Los Artistas Plásticos de San Cristóbal, Jorge Guigni, integrándose de lleno, a las artes plásticas.
Juicio Crítico
El estilo de traducir la realidad plástica de un modo ingenuo y colorista, lo colocan como uno de los artistas dominicanos de mas fresca imaginación y de condiciones pictóricas ajustadas a dicha tendencia. Este gran maestro tiene un gran sentido del color y la fantasía realista, su obra transmite variadísimos aspectos, tanto en sus figuras humanas como en diversos géneros ofrecen un panorámico y subjetivo mundo, donde recoge el ambiente nacional con verdadero sentimiento artístico y traduce la belleza de sus obras mediante una gama de colores rojos, verdes y azules, principalmente la terapia de color cuando combina el azul y verde, logrando una subjetiva atmósfera, por el tratamiento de la luz y la visión expresiva y personal que él impone. Su mundo abstracto de ideas y recuerdos que deambulan atrapados en los límites de la memoria, nos hace espectadores activos que participamos de los universos internos de este artista de un impulso creativo sin límites. Nos corresponde a nosotros aceptar el reto impuesto por Rafael de dominicana y exponer nuestro juicio crítico e intuitivo a ese conjunto de obras, permitiendo que se establezca una alianza emocional con el arista, que a través de sus años se ha consagrando al de arte. Sin duda alguna estamos ante unos de los grandes maestros de la plástica dominicana.
Marlon Haddad
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