El arte de Ismael Checo extrae de las fuentes gemelas de la creatividad, el arte y la vida. Él es un maestro consumado de los géneros de la naturaleza muerta, el retrato y el paisaje. No pasa un día sin que la grabación de un rostro fresco, un cambio de atmósfera, una caída inesperada de la luz, o algo de textura o color desconocido, y que pinta con el placer no disimulado y la garantía sin sacrificar la espontaneidad y una dosis de sana autocrítica.
Un cumplimiento estricto de hecho observable indica que Ismael Checo cae por completo fuera de los límites del arte moderno sin embargo, su pincel y la técnica se relacionan su arte a muchos de los aspectos más avanzados de la pintura contemporánea. A pesar de su aparente naturalidad, su trabajo se debe tanto a artificios como a la naturaleza – con el pasado, si se quiere, tanto como hasta el presente, un principio central de la doctrina post-modernista. Su genio se manifiesta en la riqueza variada de su pincelada espontánea pero controlada, el refinamiento sutil de su paleta (recordando la labor de Darío Suro, e incluso José Vela Zanetti), la agudeza de su notable memoria visual, y, sobre todo, una firme la negativa a alinearse con ninguna forma particular en el arte o el tipo de comisión, sin embargo, que podría ser ventajoso para su bienestar o la fortuna crítica.
Ismael Checo es un pintor con la habilidad de encontrar belleza donde otras personas han pasado por alto. Aunque sus temas son extraídos del mundo, la política y la sociología problemas complejos no son lo que está a la captura, su terreno es de naturaleza distinta, impulsado por cerca de ver las cosas que deleitan a él. Él es, por su propia descripción, un “perfeccionista”, prefiriendo abordar el omnipresente, las cosas familiares y accesibles. Él es un maestro de toda la verdad acerca de la pequeña luz en particular de un determinado lugar, una determinada calidad de una sola cosa. En sus manos, la corriente se transforma en algo más fino y más duradero. Pacheco es un realista que trabaja siempre de la observación directa? Ción. Es fácil admirar la observación exigente del artista y la laboriosidad en la prestación de lo que ve. Él tiene un buen ojo para lo que el mundo aparece, para el reconocimiento y reproducción de detalles suficientes para convencer, no tanto como para abrumar. Él sabe cómo mantener los detalles en su lugar, permitiendo que la forma de existir como presencias sin aristas, los cielos de fusión con la tierra, las cifras que se disuelve en el fondo. Ismael Checo tiene una disciplinada atención al campo organizado de la pintura. Uno se acuerda del impresionismo en su más pura encarnación del siglo XIX, pero el impresionismo como una estructura cuidadosamente construido. Algo calculado para los intereses o mantener el ojo. Esta atención a las preocupaciones formales – la composición, aplicación de pintura y texturas de superficie – recuerda el impresionismo sin embargo, estas preocupaciones son absorbidos sin comprometer la atención primaria de la artista a la materia reconocible.
Alexis Mendoza / Curador